¿Una Princesa En Apuros?… Oneshot



Título del Oneshot: "¿Una Princesa En Apuros?"
Autor(a): Lunis HeeChan
Parejas: SiChul
Tipo: Yaoi, AU
Género: Slash, Fluff, Romance, Acción
Clasificación: PG
Advertencias: Violencia moderada.
Comentario de la autora:

Esta idea ya se la había contado una vez a mi comadre Yota hace un par de años, gracias a un sueño que tuve con Hee. No sé si ella se acuerde. Nada más quedo ahí. Pero al ver el final del vídeo de J Balvin – Safari, supe hacia donde quería dirigirlo y por fin, aquí esta. Me encantó la idea, y espero que a ustedes también les guste después leerla.

Disfruten...
¿Una Princesa En Apuros?

Cambiar de ciudad cuando estas a un año de terminar el instituto, no es muy fácil de superar a nuestra edad. Más cuando vienes de una ciudad muy cerca del mar a la urbanizada ciudad capital.

Extraño un poco vivir sin prisas y que las distancias fueran más cortas, pero lo que más extraño es sin dudar la amabilidad de la gente y como todos nos conocíamos. Si alguien nuevo llegaba, les hacen sentir la calidez de ser bien recibidos. Aquí, cuando mucho he recibido algunas miradas curiosas y otras de aprobación.

– Eres muy alto.

Fue la primera palabra que uno de mis compañeros cruzó conmigo en la clase de educación física. La verdad es que en mi familia todos somos altos, hasta mi hermana lo es y en clase. El chico es bajto. Donghae, aunque no es como si fuera “el más alto de todos” porque hay incluso dos o tres más altos que yo. A sí que, ¿Qué me quiso decir con eso?

Solo han sido unos días desde el inicio de clases, así que es muy pronto para que haya hecho amigos ¿no? Bueno, no puedo decir lo mismo de las chicas, más de una se me ha acercado para ofrecer su ayuda.

El primer día una linda chica rubia me enseño todo el campus. Al segundo día otra chica, una porrista por el uniforme, me llevo a su mesa a tomar el desayuno. Ni hablar de la chica que casi me acorrala en el baño el otro día, ¿si quiera tiene permito entrar al baño?

A pesar de ese incidente, puedo decir que las chicas de aquí son muy lindas y amables, incluso las de mi salón, pues debido al cambio de ciudad las clases son un poco avanzadas acá, me ha costado ponerme al corriente con todo. Gracias a la ayuda y apuntes de algunas compañeras, es que he podido sacar las clases adelante.

– Dentro de poco ya no necesitaré ayuda. – me digo mientras golpeo repetidamente los últimos apuntes que necesito mientras voy sentado en el autobús.

Como ya había dicho antes, las rutas en la capital son mucho más largas, eso sin contar que la casa que la compañía le ha dado a mi padre queda del otro lado de la ciudad, muy cerca de los suburbios. Por eso me la paso media hora en autobús para llegar más diez minutos de caminata a casa, que no es mucho para alguien que está acostumbrado a caminar como yo.

Sin embargo no puedo decir lo mismo de mi experiencia en el viaje en bus, ya que no pensé que las personas de ciudad fueran tan raras. Una vez en el bus rumbo a casa, una chica muy linda subió unas paradas más delante de donde yo he subido en la escuela y para entonces, el bus iba lleno.

La chica linda llevaba una larga gabardina rosa completamente cerrada, una mochila rosa de las princesas de disney y su largo cabello negro lo llevaba recogido en una coleta. El invierno aún no ha terminado y aunque ha dejado de hacer un poco de frío, aún pueden sentirse días fríos o viento frío, por eso no me extraña que la chica venga cubierta hasta los pies con esa gabardina.

Me levante y le ofrecí darle mi asiento como el buen caballero que mi madre ha educado, a lo que “la princesa”, así le he llamado por no saber su nombre y otro tanto por esa mochila rosa de princesas, solo me miro con el ceño fruncido y me ignoro por completo.

No supe de qué manera me había ganado el ceño fruncido de parte de esa princesa. Lo que si supe es que es muy bella. Mientras iba sentado y ella de pie, con toda la pena tuve que sentarme en mi lugar nuevamente, pude observarla mejor. Un flequillo de sus largos cabellos negros enmarcan un bello y fino rostro de ojos grandes y labios generosos color rosados, y sus manos, iba agarrada del tubo del bus, sus manos lucían delgados y largos dedos, así como una blanca piel. Unas paradas más adelante ella bajo.

Después de eso la he visto dos o tres veces más, dejándome impresionado su belleza y por la misma respuesta en todas las ocasiones a mi amabilidad.


* * * * *

De nuevo en el autobús, después de clases el momento más esperado del día es este en el que voy en el bus, esperando encontrarme a la princesa.

Y como siempre, ella sube unas paradas después con su gabardina rosa y esta vez luciendo un gorro del mismo color con una borla arriba, haciéndola ver más dulce. Viéndola buscar lugar para sentarse ya arriba, se da cuenta que el autobús viene lleno y entonces se queda de pie como y yo como siempre me quedo embelesado observándola.

Más adelante el autobús se detuvo para subir más pasajeros, debo decir que este ha sido el día en que más se ha llenado el pasillo, casi se llena esta ultima vez, haciendo que la princesa se recorra hasta donde me encuentro sentado. Un grupo de chicos de otro instituto subieron al bus, son bulliciosos y con aspecto de busca problemas, pues buscando donde acomodarse, empujan a quien esté en su camino, haciendo que varias personas se quejen por esto.

Los chicos pasan descuidadamente por detrás de la princesa, todos y cada uno de ellos, los cuatro, lo empujaron hasta que hicieron caer la mochila en sus hombros haciendo que perdiera el equilibrio hasta casi caer. Me las arreglo para detener su precipitada caída al suelo, rodeando su cintura con una de mis manos mientras que con la otra sostengo mi mochila, hasta que lo hago caer sentado sobre mi regazo.

Rápidamente lo sostengo de la cintura para evitar que caiga de frente, pues al no estar bien acomodado una curva casi lo saca de balance, lo que me hace tomarlo con ambas manos. Una en su cintura y la otra en sus pechos, o donde deberían esta sus pechos, pero no están. Así, recargado en su espalda y sosteniéndola, me doy cuenta que la princesa no es una chica, sino un chico.

Como puedo me repongo, sacando rápidamente mis manos de su cuerpo cuando otra curva se hace presente y logro sostenerlo nuevamente de su cintura. Es tan ligero que cualquier movimiento lo zarandea, ya que la sorpresa y la mochila que lleva en sus manos, ha hecho que él no se sostenga de ningún lado, más que de mi brazo.

“La princesa es un él”. Me repito aun sin creerlo. ¡¿Por qué es tan hermoso?! Creo que por eso me llegue a confundir.

– Gracias. –escucho que dice. Si tenía dudas, su voz confirmo mis sospechas. Ella era un chico.

Solo entonces me atrevo a mirarlo, su perfil es lindo, es tan delgado e incluso huele bien. Sin embargo la mirada siniestra que le lanza a los tipos que lo han empujado, lo hacen intimidante y un escalofrío recorre mi espalda al notarlo. ¿Cómo puede alguien tan bello tener una mirada tan dura? Es algo que no me lo esperaba.

– Puedes soltarme. – lo escucho sacándome de mis pensamientos, intentando deshacerse de mi agarre en su cintura, por algún motivo no he hecho que se levante de mis piernas.
– Lo siento.

¿Qué más puedo decir? Se levanta de mis piernas y al mismo tiempo la señora sentada junto a mi lo hace también, dejando el asiento libre. Me corro hacia la ventanilla dejándole espacio para que se siente.

La princesa… cierto que es un chico, algo dentro de mí no puede dejar de llamarlo de esa forma.

Con una sonrisa llena de sorna, se sienta a mi lado tomando mi gesto por primera vez desde que vengo ofreciéndole asiento, al sentarse al mi lado. Y es cuando me doy cuenta de la ironía del asunto. Antes él se negaba a mi caballerosidad porque siendo un chico… ¿A qué chico le gustaría que otro chico le ofreciera su lugar como todo un caballero? ¡Ni que fuera una chica! Sí, eso mismo debe haber pensado él.

“¡Dios, qué vergüenza!”

* * * * *

Este mañana en clases tendremos una hora libre después del almuerzo. Tal vez vaya a la biblioteca un rato o tal vez solo vaya a perder el tiempo en las canchas a unirme a algún juego. Pensando en eso recojo mi charola con alimentos y busco a Donghae dentro del enorme comedor, ya que tanto él como su amigo Hyukjae me han aceptado como amigo. Es una lástima que ellos vivan muy cerca del instituto y se vayan juntos caminando a casa.

Al llegar a la mesa donde nos sentamos, un bullicio al otro lado del comedor llama mi atención antes de sentarme.

– ¡Kangin, idiota! – un chico grita.
– La princesa del bus. – susurro sin dejar de observarlo.
– ¡Por favor! Cuando menos en la comida déjalo en paz. – otro chico llamado Yesung, le dice al primero.

Otros chicos están con ellos, el más grande de ellos llegó a molestar a la princesa golpeando su cabeza y él aunque molesto, sigue comiendo sin hacer nada. Al parecer es costumbre de ellos molestarlo.

Ni siquiera sé porque le sigo llamando “Princesa”. Tal vez me llame un poco la atención su aspecto y físico. Nunca he sido muy fijado en esas cosas, mucho menos por otro chico, esta es la excepción.

¿Cómo lo confundí con un chico con una chica? Sigo avergonzado por eso. Aunque su aspecto no es muy diferente aquí con respecto a cómo lo vi en el autobús. Es cierto que usa el uniforme de chicos y que sin aquella gabardina su cuerpo delgado, piel blanca y su largo cabello, incluso lo lleva suelto en estos momentos, para mi sigue pareciéndose mucho a la princesa del bus pero con uniforme de chico y unas gafas para leer de armazón negra.

Sigue viéndose como una chica, incluso más lindo que cualquier chica que haya conocido últimamente, como una princesa en problemas. Parece pasar un mal rato con esos chicos que lo están molestando. Quizás necesite ayuda. Es algo malo en mi persona, cuando mi instinto protector se despierta, cualquier otra razón deja de perder validez, sigo viéndolo como la princesa del bus aunque sea un chico, y en este momento, como una princesa en apuros.

Pero antes de que pueda moverme, una mano me detiene, es Donghae llamando mi atención.

– Ni se te ocurra ir hacia allá. – me dice firmemente –. Esos chicos gustan de hacer bromas pesadas, incluso entre ellos. El grupito de Kangin es de temer.
– Pero él parece que lo pasa mal. – le digo señalando a la princesa. Tal vez deba comenzar por llamarlo chico o saber su nombre.
– No te dejes llevar por las apariencias. Son sus amigos, créeme.

No muy convencido termino por sentarme en la mesa para comenzar a comer. Puede que sean sus amigos, pero aun así quizás sean molestos con él, le hagan bullying o lo usen de alguna manera. Además esos otros se ven tan llevados, enormes y rudos, la princesa ni siquiera se ha defendido gran cosa, dos contra uno supongo que es imposible para él.

La hora libre en la biblioteca y demás clases pasaron rápidamente, para cuando me doy cuenta, ya es hora de volver a casa. Me despido de Donghae y Hyukjae para dirigirme a la parada. Unos cuantos minutos de espera y el bus llega, afortunadamente el transporte público es muy puntual.

Antes de subir, unas voces a mi espalda captan mi atención, estoy seguro que es la voz de la princesa y eso me detiene de subir.

– Hoy no puedo Kangin.
– ¡Vamos! Yesung apesta para eso. – le insiste mientras lo golpea y casi lo hace caer, la princesa logra balancear su cuerpo para no caer y acomodar su mochila.
– No te hagas el difícil. – el chico llamado Yesung lo detiene del hombro. Supongo que han estado molestándolo, porque él solo hace una mueca y niega con la cabeza.

Veo como los chicos desisten y es cuando él logra venir para subir al autobús, a lo cual lo dejo pasar.

– Lo siento. – les dice antes de subir al bus.
– No esperes que seamos buenos contigo siempre. – Kangin le grita antes de que el autobús cierre sus puertas tras de mí, pues he sido el último en subir.

Tal vez al contrario de lo que piensa Donghae, quizás la princesa necesite otro tipo de amigos y es ahí cuando mi vena protectora salta de nuevo. Por eso pienso que no he podido sacármelo de la cabeza y pensamientos, igual un poco la vergüenza por haberlo confundido las primeras veces con una chica. Seguramente todavía debe recordarme como “el tipo que le cedió su lugar”.

Algo cohibido bajo mi cabeza mientras busco donde sentarme, no me atrevo a mirarlo a la cara y el viaje se me hace algo tedioso por el momento al tenerlo a mi lado, el destino nos hizo sentarnos de nuevo juntos. Y aunque me gustaría saber un poco más él, no tengo idea de cómo empezar la plática sin tener que disculparme por haberlo confundido con una chica cuando le ofrecí mi asiento.

* * * * *

Después de dos días yéndonos juntos en el bus desde la parada de la escuela, aún no he podido hablar con él. Lo que si he podido averiguar es su nombre, pues el día de ayer Kangin, le grito “Heechul, mañana no te vas a escapar”. Supuse que la princesa, ahora Heechul, estaba escapando de él como siempre.

Sin embargo el día de hoy no hemos coincidido. Lo que me hace pensar que seguramente se deba a ese tal Kangin y su amigo Yesung. Solo espero que no esté en problemas.

Unas paradas más adelante, en la misma donde la princesa subió la primera vez que lo vi, se detiene y es entonces cuando lo veo subir. Su gabardina rosa esta vez viene abierta y sus cabellos sueltos, como si hubiera salido apresuradamente.

Lo observo mirar para todos lados hasta que sus ojos se clavan en mí y es cuando se deja venir hacia donde estoy sentado. Por alguna razón divina, el asiento a mi lado está libre.

– Disculpa, ¿puedo sentarme contigo? – me pregunta. Algo cortado, asiento con la cabeza y me recorro hacia la ventanilla para dejarle libre el asiento. Es la primera vez que se dirige a mi directo de esta forma–. Gracias, es curioso que aún no sepa tu nombre.

Sorprendido y con los ojos muy abiertos, pues pensé que nunca me hablaría o algo así.

– Siwon. – atino a decir.
– Muy bien Siwon, yo soy Heechul y por lo visto, nos vamos a ver mucho en este autobús. –su cara sonriente dirigida a mí, de pronto se oscurece.

Ya que estaba embelesado notando cada uno de sus gestos, es que pude darme cuenta de su cambio. Tan distraído, que no me di cuenta que en el mismo lugar que él subió, subieron también los mismos chicos que la otra vez hicieron que cayera sentado sobre mis piernas.

– ¿Por qué tan solo? ¿Es un nuevo amigo? – uno de los chicos le pregunta y a mi lado, siento tensarse a la princesa.
– Deja eso, este no es el lugar. – le responde cortante sin siquiera mirarlo.
– Mira, se siente valiente porque está acompañado como siempre, ¿Qué será el día que ande solo?
– No puedo esperar por verlo. – escucho que dice otro.
– Podemos averiguarlo ahora.
– ¡No quiero problemas en mi bus! – el chófer grita desde su asiento, haciendo que estos chicos se remuevan en sus asientos burlones. No estoy muy seguro que ellos vayan hacer mucho caso a la advertencia.
– ¡Ven! – escucho que me dice en cuanto el autobús se detiene en una parada.

Heechul ha tomado mi mano y casi corriendo, me saca por la puerta trasera del bus, un poco antes de que este se ponga en movimiento. Al ver como el autobús se aleja, la princesa parece tomar un profundo respiro aliviado.

– Vamos, mi casa está cerca, puedo invitarte algo por bajarte del bus. – me dice casi tan apenado como yo lo estuve cuando supe que lo confundí con una chica–. El otro pasará en una hora.
– ¿Tú casa está cerca?
– Sí, – lo miro sonreír mientras me contesta–. Lo siento. No quise meterte en problemas, pero si te dejaba ahí, esos chicos no iban a dejar de molestarte.
– Está bien. ¿Por dónde vives? – le pregunto mirando hacia todos lados.
– Vamos por ahí. – me dice señalando un callejón, que hace un gran edificio de ladrillos y la barda de madera de una casa–. Es el camino más corto.
– Muy bien, acepto la invitación.

Y como un acto de reflejo, tomo su mano para encaminarnos hacia su casa por el callejón, dándome cuenta un poco más tarde del error que he cometido.

– Lo… lo siento. – le digo soltando su mano.
– No, no te preocupes. – él está sonrojado y sus ojos parecen tener un brillo especial que lo hacen ver adorable, esto hace que no pueda quitarle los ojos de encima.
– Yo- yo, de verdad… – ni siquiera sé que quiero decir, se ve tan hermoso. Es un chico que me deja sin palabras.
– Vamos. – ignorando mi repentina idiotez, toma mi mano y comienza guiarme el camino.
– ¡Vaya! De haber sabido que querías estar a solas con tu novio. – el grito nos hace detener.

Bueno, la princesa es quien se ha detenido primero sin aviso, la inercia me hace seguir caminando hasta chocar con él que casi cae al suelo de no ser porque lo he podido detener. Al girarnos, me doy cuenta que son esos chicos de nuevo, los latosos del bus y seguramente no van a dejarnos seguir sin problemas.

– Mira, pero que lindos se ven. – uno de ellos dice señalándonos. Es cuando me doy cuenta que mi brazo sigue rodeando su cintura.
– No es que queramos ver sus muestras de amor, – otro de ellos nos dice con cara de asco –. Solo que este nos debe algo.
– Pensé que era Kangin quien les debía algo. – Heechul trata de defenderse.
– Mis amigos se están encargando de él y de su amigo también, tú eres quien nos faltaba.

Trato de alejarnos un poco caminando hacia atrás, buscando un escape mientras cubro con mi cuerpo el de Heechul. No estoy dispuesto a que le hagan daño sin luchar primero.

– ¿Tu novio va a pelear por ti, princesita? – y con esas palabras de burla todos comenzaron a reír junto con él.
– ¿Princesita? – veo como Heechul sale detrás de mí a encararlos por lo que trato de detenerlo.

Si las cosas estaban malas, muy en contra de nosotros, enfrentado a esos tipos solo lograría que nos fuera peor. Mi idea de escapar con Heechul cada vez sonaba más imposible, él no me daba opción, pues al tratar de detenerlo, se dio la vuelta dándome su mochila.

– Aguarda un momento, no tardaré mucho. – y me quede ahí, la mirada fría y dura que sus ojos tenían, hicieron que mi cuerpo se congelará. Jamás había visto tanta determinación en una persona.

“Esa persona, no era la princesa en apuros del bus.”

Determinado, observe como Heechul se acercaba a uno de ellos mientras los otros continuaban riendo, seguros del destino que le esperaba. Yo la verdad ya no estaba muy seguro de eso.

Cuando Heechul estuvo en medio de los cuatro, uno de ellos lo empujo y fue entonces cuando todo se desató. Heechul se dio la vuelta y con el dorso de su mano, abofeteo al que lo había empujado mandándolo lejos. Todo fue tan rápido, que cuando me di cuenta, ya otro había tomado el lugar del chico golpeado.

Heechul no se amedrentaba, al primer golpe que le envió ese chico, él lo esquivo agachándose, solo para tomar desprevenido al otro al golpearlo en el estómago. Debió dolerle porque se agacho agarrando su estómago. Pero Heechul no satisfecho con eso, golpeo su espinilla con una de sus botas haciéndolo caer definitivamente al suelo de boca.

La postura de Heechul era de todo un luchador. Atento a su alrededor con sus brazos en guardia. Lo sabía por mis pocos años estudiando karate, sin embargo lo que yo estaba viendo en estos momentos me sorprendía, pues toda la fuerza venía de ese chico con cuerpo delgado y delicadas facciones. Cualquiera se engañaría, incluso esos chicos que pensaron lo tendrían fácil.

Los otros dos chicos se lanzaron al mismo tiempo al ver que dos de ellos ya estaban en el suelo. El primero fue a la carga tratando de derribar a Heechul, pero se topó con tremenda patada en su cabeza, pues no lo dejo siquiera acercarse a él. El otro, fue recibido con golpes de puño hasta que uno en su estómago lo doblo y lo mando hasta una de las paredes.

Y cuando pensaba que todo había terminado, uno de los primeros en caer el suelo hizo por levantarse, a lo que Heechul se acercó y sin miramientos pateo su costado no una, sino tres veces, haciéndole saber que no lo dejaría levantarse y si lo hacía, le iría peor.

Yo no pensaba que eso estuviera bien, al menos no en una pelea limpia, con reglas y esas cosas. Muy seguro estaba que Heechul había estado presente en muchas peleas callejeras. Su forma de pelear decía mucho de eso.

– ¡Ya! ¡Ya, por favor! – suplicaba uno de ellos.
– ¿En serio? – lo vi agacharse y jalar de los cabellos del otro para verlo a la cara –. Vienen y dicen todas esas cosas, queriendo golpearme, seguramente golpeaste a mis amigos y bueno, no estoy muy seguro de haber querido que golpearas a mi nuevo amigo, ¿entiendes?

Cada palabra que Heechul decía era escupida con ira, intimidando a cualquiera. Me pregunto, ¿en dónde me había metido?

– No es fácil para mi perdonar, peor ya que mi nuevo amigo no fue tocado, puedo hacer una excepción. – su cuerpo cubrió lo que hizo, solo pude escuchar como el otro chico se quejaba y a los demás gemir asustados.

Cuando un pequeño llavero, o al menos es lo que vi, fue guardado en su pantalón, Heechul se dirigió a mí.

– Vámonos. – dijo tomando la mochila de mis brazos.

Sangre corría por el cuerpo del que estaba tirado en el suelo, iba acercarme pero fui tomado de la mano por Heechul, alejándome de todo.

No estaba muy seguro de comprender todo lo que había visto. En un momento temía por mi vida y la vida de Heechul, y al otro, me habría gustado pedir que se detuviera y dejara ir a esos pobres chicos. No muy seguro de haber sido escuchado por Heechul. ¿Una princesa en apuros? Ya no me lo parecía más. De que se trataba su fachada.

– ¿Por qué? – pregunte, sin estar seguro que recibiría una respuesta o que Heechul me escuchará. Sentí su mano tensarse sobre su agarre en la mía.

Heechul se detuvo. Su gabardina estaba abierta por todo el ajetreo con los chicos. Sus cabellos desaliñados y su rostro rojo por el frío. Sus ojos habían vuelto a ser los gentiles ojos que yo había conocido. Ellos preguntaban en silencio, temiendo el rechazo, eran tan claros los sentimientos de mi princesa.

¿Mi princesa? Sí, con ese aspecto y esa fragilidad, Heechul seguía siendo la princesa del bus.

– Ellos no iban a dejar de molestarnos. ¿Sabes? Su zona son los vídeojuegos, llevaban molestándonos ya algún tiempo, sobre todo a Kangin. – el me mira en espera de una respuesta.
– Espera…

Primero tenía que abrigarlo. El vaho salía de su boca cada que hablaba y sus manos, al tomarlas estaban realmente frías. Lo que más me impresionaba, eran esas marcas rocas que los golpes habían provocado. Comencé a cerrar su rosado abrigo hasta que estuvo cubierto, metí las manos en mis bolsillos y saque los guantes que siempre llevaba conmigo para colocárselos a él.

Hecho esto y ante su mirada sorprendida, me dispuse a responder después de tomar su mano nuevamente.

– Yo no quería saber eso, creo que no tengo porque saberlo, no tengo ese derecho. – dije sintiéndolo así. Apenas y nos conocíamos, no es que él tuviera que andar dándome explicaciones.
– Oh, claro que lo tienes. – dijo él algo sonrojado.
– Preguntaba por qué, ya que siempre he visto a Kangin y al otro molestarte, ¿Por qué te detuviste a defenderlo?
– Kangin, aunque él siempre está molestándome… ¿Por qué es mi amigo? – Heechul detuvo sus explicaciones. Su relación con Kangin se basaba en su amistad–. Nos molestamos y todo, pero nunca lo haría en serio.
– Entiendo. – dije serio, no estando seguro de entender, el que tuviera que dejarse molestar por unos y no por otros.
– Realmente te defendía a ti. Bueno, si a estos los dejaba, ellos habrían seguido molestando, incluso a ti. – lo vi negar con la cabeza repetidamente –. Eso me molesto más que todo.
– ¿Yo? – lo vi asentir con la cabeza. ¿Realmente era tan importante para él?

Y aquí estaba, con este chico que apenas y conocía. No con la princesa en apuros que había conocido en el bus, sino con este chico que afirmaba que era importante para él. No sabía de qué forma pero, supe que él también ya era importante para mí.

– Además, odio que me digan princesita. – su ceño fruncido y la mueca en su boca, me dijo que lo odiaba. Bueno saberlo antes de decirle lo que me había pasado con él.

Este chico y no la princesa. Me di cuenta también que no era de los que tomaban ventaja de lo que era capaz de hacer, que si lo buscaban, esos tipos se llevarían más de una sorpresa.

“Nadie lo llamaría princesa sin llevarse un recuerdo de esta.”

– Lo siento. – dije, pensando en haberlo confundido con chica, aún tenía eso en mente.
– ¿Cómo?
– Por haberte metido en problemas. – dije rápidamente. Y aunque no se lo dijera, quizás algún día lo haga, en mi mente siempre seria la princesa del bus.
– ¿Aun quieres ir a mi casa? – acomodé el cuello de su abrigo, su nariz roja me decía que aun tenia frío y por un momento nos quedamos mirando. Una pregunta aun rondaba mi mente, al inspeccionar su largo abrigo rosado.
– Me gusta el rosa. – dijo él adivinando mi pregunta y encogiendo los hombros.

Con este chico frente a mí y su mirada más clara y nítida de lo que había visto nunca, quise conocerlo más. Llegar a conocerlo todo de él. Asentí.

– ¡Vamos!. – sonriente, volvió a tomar mi mano en su enguantada mano.

Y lo que me parecía ser una princesa en apuros, resulto ser un fuerte y dedicado amigo. Alguien a quien me interesa descubrir, importándome poco que sea hombre, aceptando todo lo que este bello ser quisiera enseñarme.


FIN.

Comentarios

  1. Heechul no es una princesa en apuros a pesar de su aparición frágil y dulce puede llegar a ser una verdadera fiera y más si va a defender a su nuevo amigo Siwon.

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  2. Awww que linda y ruda princesa conoció Siwon... *se va a buscar más reggeton para la comadre*

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  3. Woooow me encantó xD las apariencias engañan jajajajaja saben, tengo un ligero trauma con esa canción. No me la puedo sacar de la cabeza desde que la escuché.

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  4. Princesa su mochila solamente xdd jejejej heechul sorprende como siempre... Lo amee mil gracias amo estos shot cortitos mucha sgracias :)

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  5. Ni princesa ni esclava...simplemente Kim HeeChul...y tal parece que quien lo busca,lo encuentra.
    Lo mejor que le pudo pasar a Siwon es conocer a Hee y que Hee lo considere su amigo...por su propio bien.
    Hee no es la princesita de nadie☝...pero quizás le guste ser la princesa de Siwon😉

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  6. Yo creo que si Siwon lo llaman princesa terminaría tirado, pero no en el suelo. Odia que lo llamen "princesita" no leí nada de "princesa".
    Comadre le soy sincera, no recuerdo el sueño. Sorry. 😑.

    Gracias por poner al pezmono 😘😘😘😘😘

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